¿Qué hacer en caso de bajas temperaturas durante la floración de los frutales de hueso?

El clima -el tiempo más bien- en pocas semanas puede convertirse en un importante factor de riesgo que conlleve, a veces irremediablemente, pérdidas sustanciales o totales en el rendimiento de la cosecha. En los sectores de regadío, particularmente en las zonas frutícolas, el elemento climático que representa un mayor % de pérdidas son las heladas de primavera.

En frutales de hueso en general y en particular el melocotonero, el albaricoquero y el cerezo, las pérdidas atribuidas a las heladas y en especial a las heladas de primavera son las que suponen un mayor % entre las generadas por causa climáticas.

En las zonas de frutales de hueso del Valle del Ebro es habitual que se registren temperaturas inferiores a los 0º en los meses de marzo y abril, cuando la práctica totalidad de los cultivos han recuperado su actividad vegetativa, afectando las temperaturas a las yemas florales, las flores ya abiertas e incluso a pequeños frutos. Esta es una situación que se agrava cuando existen cambios térmicos rápidos como ha sido el caso de la última semana, donde se han registrado oscilaciones de temperatura entre los -3º hasta los 16º en menos de 24h en la zona de Lleida, por ejemplo.

En los últimos años, por tal de diversificar la producción, se han plantado variedades o muy tempranas o muy tardías y por consiguiente, en la fecha actual, algunos de los melocotoneros ya están empezando la floración o están en floración (dependiendo de la zona de España). Así pues, las oscilaciones de temperatura de la última semana pueden haber estresado la planta o incluso pueden haber dañado algunos órganos o tejidos afectando más adelante la producción y calidad de los frutos.

En estas circunstancias de estrés, los vegetales necesitan más aminoácidos libres y los obtienen disminuyendo la formación de proteínas. Esto repercute negativamente en el crecimiento. Si los aplicamos nosotros, evitaremos la transformación química del nitrógeno nítrico y amónico dentro de la planta en aminoácidos.

Por ello, después de periodos de estrés de la planta, los técnicos recomiendan aplicar aminoácidos para mejorar la nutrición y que la planta recobre fuerzas.

Si este estrés se da en floración, la situación se complica aún más ya que durante esta fase y la de cuajado hay un alto consumo de energía por parte de la planta. Si la planta no está bien nutrida en estos momentos, puede disminuir la floración y el cuajado. En este sentido, se ha podido comprobar en distintos cultivos y en determinadas circunstancias que la aplicación aminoácidos en estos momentos favorece los siguientes efectos:

  • Mayor inducción floral, es decir, una mayor proporción de yemas vegetativas que se diferencian para convertirse en flores
  • Mayor grado de fecundación de las flores gracias a un mejor desarrollo de los tubos polínicos y, por otra parte, un retraso de la senescencia de los óvulos
  • Mejor cuajado, porque los aminoácidos estimulan la multiplicación celular de los frutos de forma equilibrada
  • Mejores cosechas, como resultado de lo anterior

 Sra. Anna Pedró

Sra. Anna Pedró

Responsable Área Nordeste

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