La economía circular en el medio rural

En un contexto donde el cambio se produce de forma constante y a todos los niveles (ambiental, legislativo, social y económico), no cabe duda de que existen factores que afectan directamente al sector agrícola y/o al mundo rural. En respuesta a esta nueva situación, surge el concepto de la economía circular como estrategia para afrontar estos cambios y tratar de incrementar e impulsar todavía más la sostenibilidad.

El Parlamento Europeo define la economía circular como un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales para crear valor añadido, alargando el ciclo de vida de los productos”. Dentro de este modelo de consumo se busca reducir los residuos generados, reutilizando, cuando sea posible, los materiales y recursos que han llegado al final de su vida, en lugar de emplear el modelo lineal de “usar y tirar”.

Es decir, la economía circular se basa en un modelo de consumo centrado en reducir el uso de materias primas, favoreciendo un diseño concienciado y fomentado la creación de productos que permitan una mayor reutilización de las materias primas empleadas, alargando el ciclo de vida de los recursos. Este modelo se convierte en una necesidad en un mundo con materias primas y recursos cada vez más escasos, pero cuya población mundial sigue aumentando. El principal objetivo de este modelo es buscar la eficiencia de los recursos, basandose en la regla de las 4R: Reducir, Reutilizar, Redistribuir y Reciclar.

Sin embargo, la situación en el medio rural varía con respecto al medio urbano. Generalmente, aunque en el medio rural hay una mayor disponibilidad de recursos naturales, falta que se apliquen ciertas medidas que revaloricen estos territorios, proveyendo servicios de calidad y generando puestos de trabajo, de manera que sean atractivos para las generaciones más jóvenes. Por ello, la economía circular debe plantear estrategias concretas para estos casos, teniendo en cuenta sus debilidades y fortalezas.

Uno de los principales sectores donde se ha empezado a implementar la economía circular en el mundo rural es el energético, donde los residuos de algunas de las actividades agrarias comienzan a ser utilizados como recursos energéticos más sostenibles, por ejemplo, la producción de biogás en explotaciones ganaderas. Mediante el uso de “residuos” agrarios para la producción de energía se obtienen múltiples beneficios económicos y medioambientales, ya que reduce la dependencia de la electricidad producida por combustibles fósiles, a la vez que se eliminan los residuos generados por la actividad agraria.

Pero el sector de la energia no es el único en el que se pueden aplicar cambios para la transformación a una economía circular. Uno de los grandes retos a los que se enfrentan la agricultura y la ganadería en el mundo rural es la elevada cantidad de residuos generados, algunos con unas características muy concretas que dificultan su tratamiento, como es el caso de purines o plásticos usados en los invernaderos.

Como hemos comprobado, los restos de la actividad agraria son un buen recurso energético, pero dentro de una economía circular hay otras formas de revalorizarlos, que no suponen la eliminación de un residuo, si no la creación de nuevos productos o subproductos. Los purines resultantes de la explotación ganadera se pueden utilizar, con control y siguiendo la legislación vigente, como fertilizante para las explotaciones agrarias cercanas, ya que tienen un alto contenido en nitrógeno, agua y otras sustancias minerales, que reducirían el uso de fertilizantes inorgánicos; máxime si se realiza su aplicación usando soluciones innovadoras que permitan estabilizar el nitrógeno y hacerlo más disponible en el suelo para los cultivos cómo por ejemplo Vizura® .

Otra estrategia enmarcada en la economía circular en el medio rural son las cooperativas o asociaciones de agricultores y ganaderos. Esto es especialmente importante en aquellas zonas donde la población tiende a estar envejecida y quizás algo más aislada, tanto por motivos geográficos como por falta de infraestructuras. En estas cooperativas o entidades asociativas, los agricultores y ganaderos pueden formarse en temas de sostenibilidad, legislación, gestión residuos e incluso compartición de maquinaria agrícola (como ya se está produciendo en algunos casos en el norte de Europa).

Todas estas estrategias tienen efectos positivos sobre el gran problema que hay en España, y en Europa en general: el despoblamiento rural. Mediante la economía circular se puede trabajar en pro de transformar las zonas rurales en zonas resilientes y que garanticen una buena calidad de vida, ayudando a fijar población en estas zonas.

Por todo ello, la Unión Europea, con su objetivo de convertirse en el primer continente climáticamente neutro en 2050 y con una economía descarbonizada, donde se desligue el crecimiento económico del uso de materias primas, está implementando medidas que acerquen la economía circular al mundo rural. Sin embargo, como ya hemos mencionado, es necesario un cambio en el modelo de consumo, pasando de uno lineal a uno circular, donde se premie la reutilización de los recursos y se reduzcan los residuos generados.

Un ejemplo más de como alcanzar esta transformación, podría ser por ejemplo la creación de certificados de valor sobre la producción agrícola de tal forma que permita a los agricultores vender sus productos con un valor adicional y un factor de diferenciación que les ayude a obtener una mejor competitividad en los mercados, lo que puede repercutir favorablemente en el proceso de asumir las inversiones de transformar sus respectivas explotaciones a los requisitos de sostenibilidad .

La economía circular no solo es posible en el mundo rural, sino que ya es una realidad creciente, es necesario un cambio en nuestro sistema de consumo y producción, por ello, se deben tomar medidas que creen cadenas de producción más sostenibles y seguras, fomentando el ecodiseño para crear productos respetuosos con el medio ambiente, con un ciclo de vida lo más duradero posible y cuya eliminación sea lo más sostenible posible.

Todas estas medidas van acompañadas de mejoras sociales, que permitan a la población rural quedarse en estas zonas, sin necesidad de desplazarse a la ciudad para tener una mejor calidad de vida en cuanto a servicios. Si bien ya se están implementando medidas para proteger el medio ambiente, todavía hace falta más concienciación para conseguir cumplir los objetivos marcados por la Unión Europea.

En la actualidad, está claro que los recursos son limitados y en muchos casos se están gastando por encima de su tasa de renovación y en un contexto en el que la población mundial crece sin cesar, es fundamental ir implementando medidas que garanticen una buena calidad de vida y posibilidades de futuro para las siguientes generaciones.

Vizura® es un estabilizante de nitrógeno para todos los cultivos, tanto intensivos como extensivos.

¿Qué es la bioeconomía? ¿Y cómo pretende dar soluciones a los principales retos de la agricultura actual?

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