Historia del arroz en España

El lector debe conocer que el autor del escrito es un agricultor arrocero, nacido en Valencia que con 9 años sus padres fueron a Sevilla, exponiendo lo poco que tenían para labrarse un porvenir y dejar algo a sus hijos. Me eduqué, crecí y viví en Isla Mayor, por lo que esta historia siempre tendrá la perspectiva vista desde Las Marismas de Guadalquivir pero con todo el rigor histórico que pueda imprimirle.

Situemos a España en el contexto de la producción mundial de Arroz , tomando como referencia el 2020 por tener buen acceso a los datos y porque los dos siguientes años las superficies sembrada en Andalucía y Extremadura sufren graves pérdidas a causa de la sequía, mermando eventualmente las superficies sembradas y la producción final. España, que puede superar ampliamente las 859.000 tn, ocupa el 2º lugar en la UE, detrás de Italia y antes que Grecia y Portugal. En cambio, en el ranking mundial, bajaremos hasta el 35º oscilando, según campañas, por variaciones en nuestras producciones como también las del resto de países.

En cuanto a los tipos de variedades , mientras el mundo es productor mayoritario de variedades Indica (arroces largos y transparentes), en el Mediterráneo y Japón se consume el tipo japónica (redondos o semilargos) con la característica tener la panza blanca por la que, la mayoría de cocineros dicen que tiene más almidón, sin embargo todos los arroces del mundo tienen la misma cantidad de almidón, el 92%.

La historia del arroz en España empieza en el 711 con la invasión de los árabes de la España Visigoda. Los moros, como se los llamaba, hacía tiempo que conocían este cereal oriundo del Asia Meridional que se extendió por toda Eurasia y, en los siglos XV y XVI, por el resto del mundo.

Desde esa fecha inicial la zona arrocera se fue extendiendo por el levante español ocupando las tierras pantanosas en producciones de autoconsumo que causaron no pocos problemas a las poblaciones aledañas a consecuencia de la Malaria o Paludismo, causada por el mosquito Anopheles que encuentras en esa tierras inundadas, el lugar ideal para su proliferación.

La región levantina es la cuna del arroz en España , tanto en su cultivo, con la continua evolución de nuevas variedades de arroces redondos y semilargos perlados, como en el desarrollo de las incontables posibilidades gastronómicas que, sin lugar a dudas, fueron y son la base del desarrollo y evolución tanto de los platos en los que el arroz es el protagonista, como en la variedad de sus formas de elaboración.

Al inicio del siglo XX, España era un país autosuficiente y a veces algo excedentario, en cuanto a cultivo y consumo de arroz, y así se mantiene hasta el inicio de nuestra Guerra Civil, con dos grandes alteraciones producidas por la Primera Guerra Mundial, que provoca un grave déficit debido a la demanda exterior, y la segunda con la retirada del mercado Inglés de nuestro país, que pasa a comprar su arroz a los países conformaban su Gran Imperio, provoca el primer episodio de excedentes hasta nuestra guerra civil y su postguerra.

La superficie de siembra oscilaba entre las 45 y 50.000 has con una producción de unas 300.000 tn, excepto en el año 1933 cuando las tensiones socio-políticas bajan la producción a poco más de la mitad.

El gran cambio de auto-consumo a país exportador se recupera con la entrada en el mercado del arroz de Sevilla, con la transformación de las Marismas del río Guadalquivir en tierras arroceras, una gran Odisea, que duró algo más de cincuenta años.

Las primeras empresas fueron creadas con capital extranjero y más tarde catalán, pero por causa del desconocimiento e información de estas tierras y la falta de técnicos y colonos conocedores de estas tierras, sumando a la conflictividad de la España Republicana que decayeron. Los difíciles intentos de colonizar esas tierras fracasaron totalmente en 1933, cuando los colonos vieron perdida su futura cosecha con la parada de las bombas de elevación de agua.

La pérdida de un cultivo ya en la fase de plantación y el amotinamiento de los colonos, provocaron grandes manifestaciones, que llegaron hasta la capital y a continuación grandes algaradas en las propiedades de la empresa, destrozando raíles, maquinaria, instalaciones de todo tipo y quemando, por vez primera el molino arrocero, construido en 1931, que más tarde fue rehabilitado y que a lo largo de su historia ha ardido cuatro veces.

En 1936 por mandato de Queipo de Llano, Rafael Beca, se reinicia el cultivo del arroz en Las Marismas arrendando tierras a la empresa Hispalense S.A., dueña de toda la Isla Mayor, radicada fiscalmente en Madrid, con su sede central en Barcelona y con sus tierras en Sevilla, es decir, la empresa tenía sus posesiones en tierras ocupadas por el gobierno franquista mientras que sus dueños y las sedes fiscales y de control estaban en la parte republicana. Una situación endiabladamente complicada.

El éxito de este inicio es muy lento y al finalizar la guerra sólo había conseguido cultivar unas 2.500 has. Durante el conflicto bélico toda la producción de ambos bandos será totalmente controlada por los dos Estados y el único comercio extra-gubernamental estaba representado por el “estraperlo”. Cuentan los mayores de la zona valenciana cómo tenían que conseguir alimentos básicos como el azúcar, café, leche, aceite, trigo etc. mediante un trueque realizado burlando el control de las autoridades y arriesgándose a severos castigos. Otros podían esconder el cultivo de arroz en terrenos no declarados y esa producción iba completa al estraperlo.

También en Isla Mayor, cuando R. Beca sub-arrienda las tierras a colonos, las pocas tierras cultivadas, procuraban esconder parte de la cosecha para poder cambiarla por los mismos productos mencionados a los que había que añadir la necesidad de frutas y hortalizas que en este lugar eran muy difíciles de conseguir. A estas marismas, venían los estraperlistas de Los Palacios, Lebrija y otros pueblos cercanos, atravesando el río en pequeñas barcas y cargados en su bicicleta con productos que allí tenían o compraban para cambiarlos por arroz cáscara, que una vez repartidos tenían que pelarlos (que no blanquearlos) en casa utilizando utensilios manuales.

Hasta 1951 la producción de arroz estaba totalmente controlada por el Estado, con la obligación de entregarla en su totalidad al precio que, previamente, fijaba el Ministerio de Agricultura . La FSAAE (Federación Sindical de Agricultores Arroceros de España) era la encargada de realizar el acopio en las magras instalaciones que los propios agricultores habían construido con su dinero. En la década de los ‘40 se sembraban en España unas 57.000 has de las que en Isla solo contaba con unas 4.700 has, con unos promedios de producción inferiores a los 5.000 kg/ha.

Guerra civil, posguerra y autarquía

Período del ´36 al ´51. Las consecuencias de nuestra guerra civil y la hambruna posterior a su finalización coinciden con la II Guerra Mundial y la “pertinaz” sequía. España se convierte en un país coyunturalmente deficitario. Durante la guerra disminuye la producción, no solo por la disminución de la superficie de siembra y la distribución irregular de nuestro territorio de cultivo situado en el Oriente español junto al Mediterráneo, sino que también ese territorio estuvo en manos republicanas la mayor parte de la Guerra. Las Fuerzas de Franco necesitaban arroz, entre otras cosas, para poder continuar la guerra y esto provoca la búsqueda de otros territorios arroceros que Queipo de Llano focaliza en, Sevilla donde ya existía un gran plan de transformación de Las Marismas del Guadalquivir y donde ya se había probado, con relativo éxito, el cultivo del arroz y podemos ver algunas cifras de su gradual crecimiento y sus enormes problemas de afianzamiento. Del ´36 al ´39 carecemos de datos fiables pero es de suponer que en tierras levantinas se continuaría con el cultivo durante todo el tiempo que lo permitía la guerra, mientras en Andalucía reiniciaba en el ´37 con la siembra de 740 has., llegando a 2.000 en 1.938, con un crecimiento sostenido que llega en 1.951 a 5.570 has, mientras el total en España se sembraron 61.100 has.

Período desde 1952 al ´61. En el ´51 debido al aumento de superficie y especialmente al cambio de los hábitos de comida a productos de una mayor capacidad adquisitiva, se iba sustituyendo el arroz por otros alimentos más variados y vuelven nuevamente los excedentes de producción.

Hay un férreo control sobre la incorporación de nuevas tierras para el cultivo del arroz que necesitaba, además de la concesión de aguas, la calificación de coto arrocero. Se liberaliza una parte del mercado. Se podía vender libremente, con la obligación de entregar un cupo de Kg/ha, cuya suma total debía ser el equivalente a los excedentes que, al ser retirados del mercado, evitarían una caída del precio del arroz cáscara, especialmente durante la campaña de recolección. Esta ya es una época que está en la mente de muchos arroceros, que recordamos los problemas de vender el arroz en campaña, creando una oferta masiva, ya que solo disponíamos de secaderos de sol, sin almacenes para guardar, ni efectivo para ir liquidando las cuentas de final de campaña como abonos, herbicidas, semillas y créditos. Algunos tenían el arroz en medio del campo, con acceso de carreteras de tierras, en un montón tapado con lonas bajo las lluvias de otoño, (entonces teníamos la sensación que llovía mucho) y con el invierno a las puertas del campo. El arroz se lo llevaba el mejor postor y con suerte se cobraría entre los 30 y 60 días. Sin suerte, algunos todavía no lo han cobrado.

En 1958 el SNT (Servicio Nacional del Trigo) liberaliza totalmente el mercado y establece un precio de garantía para aquellos que voluntariamente quisieran entregar su arroz al SNT, que entregaba una cantidad a cuenta y gestiona su venta, repartiendo por kg el valor del precio total restando el ya entregado. Recuerdo las colas kilométricas de los arroceros isleños que no veíamos mejor salida para nuestro arroz, tanto por precio como por seguridad de cobro.

En los ´60, nuestro objetivo de producción continuaba fijado en 7.500kg/ha. y en años de agua buena nos acercamos mucho a esa medía, llegando a los 7.000 kg/ha, media que bajaría en las dos siguientes décadas, debido al aumento descontrolado de nuevas superficies de riego en la Cuenca, anticipándose a la construcción de nuevos embalses. Se había afianzado una superficie de cultivo (1960) en España de 65.000 has. de las que 16.000 has eran de Andalucía.

Apertura y mecanización

Período desde 1961 al ´70. Nuestros objetivos de producción continuaban fijados en los 7.500 kg/ha y eran muchos los agricultores que conseguían esa producción pero no todos ya que, como hemos comentado, en Andalucía subió la salinidad media del estuario y las tierras más salinas, e incluso tierras altas que no tenían un riego regularizado por la obligatoria parada de las bombas durante las mareas altas, perdían parte de su producción óptima. Mientras tanto, en Valencia y Tarragona con las parcelas mucho más fragmentadas continuaban con sus producciones habituales muy parecidas a la zona Sur donde las tierras nuevas, con menor producción bajaban mucho las medias totales.

Habíamos empezado una tímida mecanización, especialmente por falta de capital. El incremento de superficie de los ´60, más la disminución del consumo de arroz, per cápita en España, nos lleva nuevamente a la aplicación del cupo forzoso en el ´61, que llega hasta el ´66, cuando ya se liberaliza nuevamente el mercado y el SNT garantiza la compra a “precio de garantía”. La Zona Sur había crecido en superficie, pero no en medidas que pudieran garantizar un precio razonable durante la Campaña de recolección. Como en la década anterior seguíamos teniendo una mayoría de secaderos de sol, sin almacén, una incipiente mecanización con financiación externa, falta de liquidez acumulada desde el inicio de las transformaciones y la obligatoriedad perentoria de venta en el momento de la siega.

Todavía nos veíamos obligados a las entregas al SENPA, (Servicio Nacional de Productos Agrarios) a precio de garantía, pues una gran parte de nuestra cosecha supera la capacidad de comercialización por los molinos sevillanos. El precio del arroz sevillano lo fijaba Valencia, valiendo lo que aquel, menos el precio de los portes de Sevilla a Valencia. Aunque ya se crea la primera cooperativa de almacenamiento, elaboración y venta en la Zona Sur, La Cooperativa Sevillana de Arroz, que compraba el cáscara a sus socios y lo vendía ya blanco en el mercado. Esta no sólo no logra estabilizar los precios sino que su mala gestión la llevó a una rápida quiebra. Vendían su mejor arroz en el mercado libre y entregaban a la cooperativa los de peor rendimiento, lo que la imposibilitaba de competir en el mercado y en esas condiciones, contribuía a la caída de precios del mercado. Por otra parte, la firma Herba ya establecida en San Juan de Aznalfarache, si bien no contribuía al aumento de precios en campaña, sí impuso una nueva práctica comercial, fundamental para la supervivencia del sector: El pago al contado. Ya había iniciado el Plan Badajoz con una promoción importante para los cultivos de regadío, entre ellos el arroz y hortofrutícolas. En los ´70 se llegó a una superficie total de 65.000 has en toda España, de las que corresponden 22.000 has a Las Marismas del Guadalquivir.

Entrada en la CEE y cambio de variedades aptas para el nuevo mercado

Período desde el ´80 hasta el 2022. Durante estos años los arroceros de España atraviesan varias veces épocas de serios problemas de rentabilidad debido a las sequías cíclicas, a los excedentes, a los cambios de la política interna del país con la derogación de la Ley de Cotos arroceros, que llevan a Tarragona y especialmente a Valencia a transformar paulatinamente muchas tierras de arrozal por otros aprovechamientos agrícolas.

Durante los últimos años del siglo pasado y primeros de este hemos podido ver muchísimas parcelas, en todas las regiones de España, en lamentable estado de limpieza. El arroz no era lo suficientemente rentable para que los agricultores invirtiesen más dinero en su conservación.

En Andalucía, para eludir los excedentes estructurales, se inicia una campaña, liderada por Herba S.A., que orienta el cambio de producción de variedades Japónicas, de las que éramos excedentarios, a variedades de tipo Indica cuya producción era directa para exportación. Debido a esto, Sevilla y Extremadura castigadas por el precio de los transportes y de los excedentes, venden su arroz directamente para exportación. Mientras que Extremadura había iniciado su experiencia en el arrozal, en los ´70, de la mano de algunos valencianos emigrantes de Andalucía. Ya en los ´80 sostiene un crecimiento regular pero muy lento, puesto que atraviesa los mismos problemas con la comercialización de arroz que el resto de España.

A primeros de este siglo Badajoz tenía más de 7.000 has de arroz, llegando a superar en estos últimos años las 21.000 has. y las 150.000 tn de producción con lo que se posicionaba por encima de Tarragona. Su capacidad de ampliación está limitada también por la falta de agua pero, en cambio, sí tiene posibilidades de ampliar el arrozal al poder cambiarlo por otros cultivos de regadío menos rentables.

Los agricultores extremeños han aprendido el cultivo del arroz y llegan ya fácilmente a producciones superiores a los 10.000 kg/ha. lo que les lleva a situar al arroz en otra escala de rentabilidad. El resto de Comunidades tienen prácticamente agotadas sus reservas de agua con los regadíos ya legalizados, y no se puede pensar en ampliaciones, más bien, continuará la tendencia a cambios por otros cultivos en el Levante. En Sevilla, principal provincia histórica productora de arroz en España, es ya muy complicado cambiar de cultivo como también aumentar la superficie. La tierra con vocación arrocera está en los límites de ampliación, como también sus problemas para aumentar las disponibilidades de agua. En Sevilla, la Margen Izquierda del Guadalquivir, cuya transformación de Marismas a arrozal es muy distinta a la de la margen Derecha se inició mucho más tarde y en lugar de colonizarla con pequeños colonos “importados” , sus 12.0000 has de arroz se transforman de la mano de grandes empresas. Estas empresas no solo cultivan sino que algunas incorporan ya su molino arrocero y actualmente también mejoras a sus riegos, independizándolos de la salinidad del río y regando directamente del canal del Bajo Guadalquivir, recurso principal de las 24000 has. de la Margen Derecha, que se encuentran en una situación realmente muy preocupante, por la calidad de las aguas que le llegan.

En la Margen Derecha:

  • En los últimos 40 años, desde 1983 al 2022, la mitad de ellos, tuvo serios problemas con los riegos
  • No se pudo sembrar, por falta de agua embalsada, los años: 1983, 1993 y 1995
  • Riego parcial los años: 1989 el 33%, 1992 el 50%, 1994 el 20%, 2006 el 75 %, 2007 el 50%, 2008 el 50%, 2021 el 50% y 2022 el 30%, con producciones aceptables, menos en ésta última campaña que la CHG no mantuvo el río con una salinidad que permitiese llegar a obtener una cosecha normal, provocado al aplicar un reparto injusto del agua, que permitió obtener cosecha a toda la cuenca de su 30%, excepto en la Margen Derecha de las Marismas de Guadalquivir , donde la mayoría de los arroceros no llegará a recoger la mitad de arroz de una cosecha normal. La salinidad de la toma de Canal de Isla Mínima, en marea alta, ha superado en Junio los 3 g/l, en Julio los 5 g/l y en agosto y septiembre los 6 g/l y no llegó a los 7g/l gracias a las pocas lluvias de septiembre.
  • Otros 9 años se ha podido regar toda la superficie, pero con pérdidas importantes a causa del agua salada en los años 1982, 84, 86, 87, 88 y 90

Conclusiones

Considero que en España se van a estabilizar las superficies actuales (sin problemas de agua) situadas entre las 100 y 110.000 has, con una producción que puede situarse entre las 800-000 y 1.000.000 tn.

Finalmente para cuantificar las tierras cultivadas de arroz en España, por Comunidades Autónomas tomaremos los datos de 2020, que aunque no es un año especialmente bueno, sí es el último año que se pudo sembrar toda la superficie, ya que tanto Sevilla como Extremadura tuvieron reducciones parciales, la mayoría del 50% en 2021 y del 70% en 2022.

Superficie y producción en España 2020

Total has.
Cultivo
España

Andalucía

Extremadura

Valencia

Tarragona

Otras
101.012 Has31.740 Has20.954 Has15.000 Has21.018 Has6.400 Has
785.400 tn323.000 tn151.000 tn124.000 tn136.000 tn42.400 tn

Agricultor arrocero, Presidente de Coop. La Ermita, De la Comunidad de Regantes.

Presidente Fundador de la FAS (Federación de Agricultores de Sevilla) y Vicepresidente Fundador de la Coop. Veta La Mora.

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