Plaga Thrips Parvispinus

Autor: Francisco Sola

Thrips parvispinus (Thysanoptera:Thripidae) es un tisanóptero trópico-ecuatorial que fue descrito por primera vez hace más de 100 años en el sudeste asiático. No fue hasta finales de los años 80 del siglo XX cuando se cita por primera vez como plaga de los cultivos en Tailandia, extendiéndose los problemas rápidamente por los países tropicales de Asia y Oceanía durante la última década del pasado siglo, especialmente en cultivos de planta ornamental.

Es precisamente en 1998 cuando se registra la primera entrada de este insecto a la ribera del Mediterráneo (concretamente en Grecia), aunque las condiciones climáticas más frías de aquella época no permitieron su establecimiento. Ya durante el siglo XXI, el creciente tráfico de material vegetal derivado de la globalización de los mercados hortícolas y de planta ornamental, propició su extensión por las zonas tropicales de todo el planeta.

Durante las 2 primeras décadas del siglo XXI llega a Hawái, provocando graves daños en Papaya; Centroáfrica, donde provoca graves daños en ornamentales y a las zonas orientales de la India, donde actualmente aún sigue causando gravísimos problemas en pimiento.

En 2017 y 2018 se cita en España, Francia y Holanda sobre ornamentales y en 2020 aparece sobre cultivos de Papaya en Florida, todas ellas zonas geográficas fuera del área trópico-ecuatorial propia de la especie.

El cambio en las condiciones climáticas que está propiciando el calentamiento global ha permitido que estas poblaciones invasoras superen el invierno de las zonas templadas y se establezcan en áreas climáticas donde teóricamente no sería posible la supervivencia de esta especie. Así, los casos aislados de T. parvispinus sobre pimiento registrados en Almería durante el año 2021 se convirtieron en un gravísimo brote en amplias zonas del poniente almeriense durante el 2022, generalizando su presencia a toda la comarca en el presente 2023. Paralelamente, en Murcia han aumentado los problemas en pimiento, al tiempo que han aparecido los primeros casos en cítricos .

No cabe duda de que en el sudeste español nos enfrentamos a la primera plaga de hortícolas consecuencia del cambio climático y la globalización y, personalmente, creo que no será la última. Al tratarse de una plaga nueva procedente de países en vías de desarrollo, la información sobre su biología y comportamiento es muy limitada.

Lo expuesto en este artículo es una aproximación preliminar, fruto principalmente de la experiencia personal en la lucha contra esta plaga durante los últimos dos años y por tanto, sujeta irremediablemente a errores e imprecisiones que solo años de experiencia de técnicos, agricultores y futuros estudios científicos podrán remediar.

Thrips parvispinus es un insecto que se encuentra principalmente en las partes verdes del cultivo (ápices en crecimiento, hojas, bajo el cáliz de los frutos,…), aunque es posible encontrar a los adultos en las flores de pimiento. Sin embargo sus larvas siempre aparecen en las partes verdes, mostrando un marcado carácter gregario y formando colonias muy densas. En su zona de origen la agrupación se realiza siempre en zonas protegidas del vegetal, aunque parece que si las condiciones de humedad son adversas y el cultivo tiene poco porte puede realizarse en el suelo.

Personalmente, he observado pupas de T. parvispinus bajo los cálices de frutos de pimiento a partir de mediados de octubre, lo que parece indicar que, una vez que las condiciones de humedad y porte de cultivo son favorables, el ciclo se cierra completamente en las partes verdes del vegetal. Los adultos muestran un marcado dimorfismo sexual, siendo la hembra mucho más oscura y ligeramente más grande que el macho; ambos muestran una franja clara en la parte basal de las alas, pudiendo utilizarse este carácter para diferenciarlo de otras especies de trips.

En la mayoría de los casos, los daños suelen observarse en plantas aisladas e inicialmente consisten en deformaciones de las hojas jóvenes (figura a). Conforme aumenta la población de plaga estos daños afectan al crecimiento de la planta (figura b) e incluso en casos extremos provocan la muerte del ápice (figura c). Dado que los daños están ocasionados únicamente por la alimentación de los adultos y, sobre todo, de las larvas, si la población del insecto remite la planta recupera su ritmo normal de crecimiento y producción (figura d).

La alimentación de los insectos sobre frutos recién cuajados produce cremalleras (figura e), mientras que al alimentarse sobre los cálices aparecen erosiones y pardeamientos en los mismos (figura f). Mucho más graves son los daños ocasionados por la alimentación de los insectos sobre los frutos ya desarrollados, en los que aparece un averrugado característico que los deprecia totalmente (figura g). Estos últimos daños pueden aparecer con poblaciones relativamente bajas del insecto cuando éstas se concentran en las partes bajas y medias del cultivo, en muchas ocasiones sin que se haya advertido ningún síntoma en la parte alta del vegetal.

Cabe destacar que, si bien en la campaña 2022 la mayor parte de los problemas observados se iniciaron en focos muy definidos, durante la campaña 2023 han aumentado los problemas de infestaciones masivas –alcanzando incluso el 80% de las plantas– provenientes de arranques de cultivos vecinos. En la mayoría de los casos se trataba de cultivos de pimiento de primavera donde, a pesar de no haberse observado daños por Thrips parvispinus, se había mantenido una población de la plaga, pero en otros casos eran cultivos de otras especies.

Puesto que este trips se describe en la bibliografía como extremadamente polífago, cabe esperar que aquellos cultivos donde no se observen daños actúen como reservorio de la plaga.

Personalmente tengo constancia de la presencia de T. parvispinus en pepino, berenjena y sandía, aunque no se han observado daños de importancia.

El ciclo biológico descrito anteriormente, no muy diferente al de cualquier especie de tisanóptero, se cierra en unos 14 días mostrando los adultos una longevidad de más de 18 (Lacasa, 2017) –dato que nos podría llevar a pensar erróneamente que el desarrollo de sus poblaciones será similar a las de nuestro viejo conocido Frankliniella occidentalis–. Sin embargo, como trata de ilustrar la figura 5, la respuesta a la temperatura de ambas especies es muy diferente. Con temperaturas medía de 30°C –habituales en los últimos veranos durante los meses de julio y agosto– la tasa intrínseca de crecimiento, que indica en tanto por 1 el crecimiento de la población de una especie, es un 43% mayor para T. parvispinus, al tiempo que su constante térmica –el calor acumulado necesario para cerrar una generación– es un 23% menor.

En resumen: Una población de T. parvispinus durante los meses de verano crecerá mucho más rápido que una población de F. occidentalis . Por el contrario, la temperatura de desarrollo cero –a la que el número de muertes por causas naturales iguala el número de puestas de huevos– es sensiblemente mayor para T. parvispinus, por lo que mientras que las poblaciones de F. occidentalis soportan bien el invierno, las temperaturas bajas afectarán muchísimo a las de T. parvispinus.

Teniendo en cuenta ambos factores, T. parvisvinus comenzará a verse en los cultivos a mediados de primavera, aumentará exponencialmente durante el verano y alcanzará su mayor población a mediados del otoño, desapareciendo prácticamente en invierno. Estas predicciones, basadas en la escasa información científica disponible, parecen coincidir con lo observado durante las últimas dos campañas de pimiento en Almería , aunque es de esperar que con el paso de los años aumente su resistencia a las bajas temperaturas.

Tabla comparativa de los parámetros biológicos relacionados con la temperatura de Thrips parvispinus y Frankliniella occidentalis.

(a) Datos tomados de Murai et al. (2010)

(b) Datos tomados de Robb y Pariella (1991)

(c) Datos tomados de Katayama et al. (1998)

Especie plagaTasa intrínseca de Crecimiento (lo que crece diariamente la población)Temperatura de desarrollo 0 (temperatura a la que la población se estanca)Constante térmica (Calor necesario para cerrar una generación)
 20ºC25ºC30ºC
Thrips parvispinus0,18 (a)0,24(a)0,37(a)12,7ºC(a)149ºD(a)
Frankliniella occidentalis0,09 (b)0,017(b)0,21 (b)9,4ºC(c)194ºD(c)

Actualmente, no existe consenso entre los especialistas en cuanto a la mejor estrategia de control para esta plaga, más allá del hecho de que el control puramente químico no resulta eficaz. T. parvispinus se muestra resistente a la mayoría de los insecticidas y su población se recupera rápidamente tras las aplicaciones con insecticidas de última generación que resultan algo más eficaces.

En cuanto al control biológico, sabemos que la depredación por los ácaros disponibles comercialmente, aunque exista, no es capaz de controlar sus poblaciones y que la chinche depredadora Orius laevigatus depreda tanto adultos como larvas, pero esta chinche suele preferir las flores y los pisos superiores de la planta mientras que T. parvispinus prefiere hojas y frutos y se refugia en las partes bajas del vegetal, lo que nos obliga a incrementar la población de chinches depredadoras a niveles mucho más altos de lo habitual para conseguir un control eficaz.

También hemos observado depredación de T. parvispinus por larvas de crisopas verdes las cuales, dada su gran movilidad por los distintos pisos del vegetal, pueden ayudar mucho al control de los individuos de T. parvispinus que se refugian en las partes bajas del cultivo y causan la mayor parte de los daños en fruto. Se ha observado también depredación por parte de los anístidos , unos ácaros depredadores no disponibles comercialmente que son grandes depredadores de trips y ácaros fitófagos.

A pesar de las lagunas de conocimiento existentes, desde HORTALAN MED hemos definido un protocolo de control combinando las herramientas comerciales de las que actualmente disponemos, tratando de controlar tanto las entradas masivas de plaga de los meses de verano –evitando así la instalación de la plaga– como los daños en fruto ocasionados durante el otoño por poblaciones residuales o nuevas entradas. Sabiéndolo sin duda inexacto y prematuro, me atrevo a compartirlo en este blog, más como un punto de partida que como una herramienta bien definida.

Aunque no cabe duda de que la estrategia biológica es la clave del control de esta plaga, es necesario un cierto porte de planta antes de comenzar las sueltas de insectos auxiliares si queremos garantizar su establecimiento en el cultivo. En mi opinión es necesario que las plantas hayan alcanzado al menos 50 cm de alto para comenzar la introducción de auxiliares. Hasta ese momento no queda otra opción que recurrir al control químico , además manteniendo un ritmo de tratamientos elevado, dirigido principalmente a las larvas, que son el estadio de T. parvispinus más sensible a los tratamientos; sin embargo, no debemos perder la perspectiva y estos tratamientos químicos han de diseñarse para que NO comprometan la futura instalación de la Orius laviegatus.

Los insecticidas químicos que han demostrado tener mayor eficacia contra T. parvispinus son Spinoteram y Spinosad, Abamectina, Spirotetramat y Cyantraniliprole. Teniendo en mente el establecimiento de las chinches depredadoras, Spinoteram, Spinosad y Abamectina han de utilizarse solo en las dos primeras semanas de cultivo, por su mayor efecto negativo para O. laviegatus (dejando un plazo de espera de entre 10 a 15 días antes de la suelta), reservando para la tercera, cuarta y quinta semana al Spirotetramat y al Cyantraniliprole (ambos compatibles con Orius laviegatus). Si la presión de plaga es muy elevada y es necesario realizar más tratamientos se recurrirá a insecticidas de contacto (maltodextrina, siliconas, aceites vegetales,…) combinados con insecticidas basados en hongos entomopatógenos como Velifer® , bioinsecticida formulado con una cepa de alta capacidad infectiva del hongo Beauveria bassiana. Tanto unos como otros sin ningún efecto residual para la fauna auxiliar.

Si bien hablar de más de un tratamiento semanal parece muy exagerado, ha de tenerse en cuenta que la duración del periodo larvario es tan solo de 4 a 5 días, por lo que si la presión de entrada de plaga es alta debemos de realizar tratamientos contra las larvas con una frecuencia similar. La experiencia nos dice que si T. parvispinus consigue instalarse en el cultivo en estas primeras semanas, eliminarla resulta muy caro, laborioso y lento, y a veces tan lento que puede incluso comprometer la viabilidad del cultivo en los ciclos de pimiento más tardíos.

Una vez que la planta haya alcanzado un porte de 50 cm, debemos comenzar con las introducciones de insectos auxiliares incrementando la dosis de suelta de O. laevigatus , sin menoscabo de que también se incrementen las dosis de suelta de ácaros fitoseidos. Si la plaga está apareciendo por focos, puede optarse por una dosis de instalación estándar de Orius, reforzada con unos 700-800 Orius por cada foco de 2 o 3 plantas. Aunque a primera vista pueda parecer una dosis exagerada, se trata de aportar las chinches suficientes para que puedan depredar en pocos días el gran número de larvas de trips que se concentran en estos focos.

Si la plaga está apareciendo de forma generalizada por todo el cultivo, es preferible realizar una suelta masiva de Orius cuando aparezcan las primeras flores. En este caso, liberaríamos en el cultivo entre 10 y 20 Orius/m2 distribuyéndolas por todas las líneas de cultivo cada 4 u 8 plantas y aportando un porcentaje de entre el 25 y el 50% de ninfas de chinche. El objetivo es lograr una instalación general y precoz de la chinche depredadora en el cultivo, capaz de afrontar con éxito el crecimiento exponencial de la población de T. parvispinus. A primera vista pueden parecer dosis de suelta demasiado altas, pero la experiencia nos dice que en ocasiones incluso pueden resultar insuficientes, necesitando nuevas introducciones. Resulta evidente que para que este protocolo tenga posibilidades de éxito es fundamental adelantar todo lo posible la floración del cultivo de pimiento; es aquí donde la elección de la variedad y el manejo de la ventilación, el riego y el blanqueo resultan decisivos.

Aunque el programa de tratamientos inicial y las liberaciones de insectos auxiliares hayan conseguido frenar la infestación de T. parvispinus en muchas ocasiones, aún existe un elevado riesgo de que la población residual de plaga o una nueva entrada durante el otoño provoque daños en los frutos. Para tratar de evitarlos es necesario trabajar en tres direcciones:

  • Conservación de las poblaciones de auxiliares, en especial del Orius laviegatus, evitando tratamientos dirigidos a otras plagas –pulgón, araña roja, mosca blanca, Creontiades pallidus, mosca de la fruta…– que puedan afectar negativamente a su población. En muchas ocasiones pueden ser necesarias introducciones de refuerzo de chinches depredadoras si se detectan nuevas entradas de plagas.
  • Instalación en el cultivo de auxiliares que ayuden a controlar la población residual de Thrips parvispinus. En este sentido, la liberación e instalación en el cultivo de Chrysoperla carnea puede ser decisiva para evitar daños en el fruto.
  • Búsqueda de una arquitectura de planta lo más abierta posible, minimizando el contacto entre los frutos y las hojas o tallos del cultivo. Estas zonas de contacto sirven de refugio a adultos y larvas de Thrips parvispinus y es donde se concentran los daños en el fruto. Tanto la elección varietal como la realización de uno o dos detalles de formación, e incluso algún deshojado durante el otoño, son claves para minimizar los daños; no en vano desde la campaña 2022 hemos podido constatar que las plantaciones con entutorado holandés o con variedades de porte muy abierto muestran una incidencia mucho menor de daños en fruto.

Quien haya leído hasta este punto habrá podido deducir que Thrips parvispinus es actualmente una plaga extremadamente compleja de gestionar, que requiere incrementar significativamente los costes de cultivo tanto en mano de obra como en insectos auxiliares, sin tener una total garantía de éxito. Actualmente varias empresas especializadas en control biológico están realizando ensayos con nuevos insectos y ácaros depredadores; esperemos que prosperen y de ellos surjan nuevas herramientas que nos ayuden a gestionar más eficazmente y con menos riesgo esta plaga. No en vano, Thrips parvispinus ha llegado para quedarse y tarde o temprano, alcanzará todas las zonas productoras de pimiento del sur de la península ibérica.

Autor: Francisco Sola
Autor: Francisco Sola

Técnico de Hortalan.

Bioinsecticida de amplio espectro basado en una exclusiva cepa de Beauveria bassiana, con la mayor eficacia intrínseca y capacidad de infección/colonización

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