Xylella fastidiosa, la gran amenaza

Xylella fastidiosa está considerada a nivel mundial como la principal amenaza para cultivos de gran importancia económica. Por ello está incluida en la lista de las plagas de cuarentena de la Organización Europea y Mediterránea de Protección de Plantas (EPPO) y es declarada bacteria de cuarentena en la Unión Europea desde el año 2000.

Desde que se detectó el primer foco de Xylella fastidiosa en España (Mallorca), el avance de esta ardua enfermedad está muy presente en cualquier profesional del sector agrícola del país. Numerosos focos han sido detectados desde 2016 en Baleares y en la Península Ibérica se detectó por primera vez en Alicante a principios de verano de 2017 en el cultivo del almendro. Hoy en día produce graves daños en cultivos como cítricos, vid, almendro, melocotonero, así como en numerosas especies ornamentales.

Xylella fastidiosa es una bacteria patógena sin cura. Hay identificadas cuatro subespecies: fastidiosa, pauca, multiplex y sandyi. De ahí se entiende el gran número de plantas de interés agrícola, forestal y ornamental que afecta, en el mundo se ha detectado en más de 300 hospedantes, tanto monocotiledóneas como en dicotiledóneas.

La bacteria se hospeda en la xilema de la planta, de ahí su nombre, bloqueando el transporte de nutrientes minerales y agua. Los síntomas varían de la especie hospedada y de la cepa de la bacteria: desde ausencia de síntomas, pasando por los síntomas típicos del estrés hídrico y de carencias nutricionales, llegando incluso a infecciones tan graves como para ocasionar la muerte de la planta infectada.

España dispone de zonas con el clima idóneo para el establecimiento de X. fastidiosa, tales como el clima mediterráneo, oceánico y estepario frío. Si a esto le sumamos que las temperaturas mínimas en invierno permiten la supervivencia de la bacteria (>4,5ºC potencial de establecimiento severo), donde además hay cultivos de relevancia tales como viña, almendro y olivar, nos encontramos ante una amenaza que ningún profesional del sector agrícola debe subestimar.

El crecimiento sistémico de X. fastidiosa en los tejidos del xilema de plantas infectadas favorece la propagación de la enfermedad a través de material de plantación o para injerto. Por otro lado, su diseminación entre plantas y parcelas es producida por la transmisión de la bacteria por insectos chupadores, principalmente cicadélidos y cercópidos, que se caracterizan por ser picadores-chupadores.

Al picar una planta infectada, estos insectos absorben la savia infectada de bacterias, quedando de esta manera infectado de por vida, aunque la infección no persiste en los estados ninfales después de la muda ni se trasmite a los huevos.

En España se cree que el principal vector es Philaneus spumarius. Se trata de un insecto habitual en la copa de los olivos y muy polífago. Las ninfas se rodean de un mucílago parecido a la saliva durante su metamorfosis, aislándola de los cambios de temperatura y evitando su desecación.

Hoy en día, la única manera de luchar contra esta enfermedad es evitar su propagación previniendo el uso de material vegetal infectado, así como su vector. Para el primero, es requisito solicitar a los proveedores de plantas hospedantes el pasaporte fitosanitario si procede de zonas demarcadas. En la página web de la Comisión Europea aparece el listado de las plantas que deberán acompañarse siempre de este documento, así como de las zonas demarcadas.

Para prevenir la bacteria y su vector, es muy importante poner en marcha buenas prácticas agronómicas para tal fin, tanto en gestión de suelo, fertilización, riego, poda y, por último, pero no menos importante, control de sus vectores:

  • Mantener el terreno libre de malas hierbas ayudará a eliminar posibles plantas infectadas, así como el refugio de los estadios juveniles del insecto vector.
  • Una buena gestión de la nutrición evitara condiciones de estrés, y por lo tanto la susceptibilidad a plagas y enfermedades.
  • Con una buena gestión del riego y de la fertilización se evita el desarrollo vegetativo excesivo y por lo tanto se reduce el poder de atracción del cultivo a plagas, además del crecimiento de malas hierbas.
  • Respecto a la poda, es importante reducir la vegetación huésped del vector mediante la eliminación de vegetación tierna, así como conseguir un buen sistema de formación que permita la penetración de la luz y las pulverizaciones hasta el centro del árbol.
  • Una vez realizada la poda, para evitar la propagación del insecto vector, es recomendable triturar los restos in situ e incorporarlos al suelo con un laboreo.
  • Aplicar productos fitosanitarios autorizados para el control del vector en primavera.

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