Enfermedades y plagas del cultivo de la cebolla

Autora: Ana Díaz

Si hay algo por lo que en nuestra zona somos conocidos es por hacer cebolla de gran calidad y calibre. Cebollas que aguantarán durante más tiempo para el almacén, manipulado de toda clase de formatos para este hortícola y tránsitos largos para la exportación.

El año pasado, debido a la incertidumbre frente al cierre de los mercados internacionales por la COVID-19, los almacenes quisieron hacer acopio con la considerable subida en el precio y el productor de cebolla tuvo un año muy bueno en venta además de producción y eso se ha visto reflejado en que este año se han aumentado las hectáreas plantadas para este cultivo.

Es por ello por lo que hoy os quiero hablar de este cultivo en concreto, conocer más aquellas plagas y enfermedades que pueden ocasionar una merma en la cosecha de la cebolla.

Principales enfermedades en el cultivo de la cebolla

Me gustaría empezar por las enfermedades. Las más comunes y que pueden dar más problemas son las relacionadas con las tierras cansadas. Algo que cada vez se repite más por que al ritmo que cultivamos no da tiempo a que los suelos se regeneren tras etapas de cultivo y que descansen como es debido.

La raíz rosada de la cebolla es una enfermedad ocasionada principalmente por el ataque de dos hongos fitopatógenos: Phoma terrestris y algunas especies de Fusarium spp . Los patógenos, en forma conjunta o por separado, ingresan en la raíz de la planta a través de heridas ocasionadas por nemátodos o larvas de insectos e infectan a la planta, ocasionando desde pequeñas manchas color rosa, hasta la totalidad de la raíz de roja a marrón. En daños avanzados, se pueden visualizar pudriciones severas que dañan todo el sistema radicular.

Estos daños ocasionados por la enfermedad en la raíz, tienen una consecuencia que se visualiza en la parte aérea de la planta; en hojas, se puede apreciar una especie de estrés por falta de agua, esto es debido a que la raíz no está funcionando como debiera y la planta no puede absorber agua. También pueden llegar a presentarse deficiencias nutricionales y necrosamiento de las puntas de las hojas. En el bulbo, puede presentarse pudrición avanzada y un bajo crecimiento. Todos estos síntomas en conjunto pueden llegar a ocasionar una reducción significativa tanto en calidad y en cantidad de kilos cosechados.

Y ¡ATENCIÓN!, ambos hongos, tanto Phoma terrestris como las especies de Fusarium spp., tiene la capacidad de permanecer latentes en el suelo agrícola, protegidos en residuos de cosecha, durante los meses fríos (invierno) y activarse nuevamente cuando las temperaturas son más elevadas, y enfermar nuevamente al cultivo.

Las condiciones idóneas para que se desarrollen estos hongos será temperatura de 28ºC, situación que coincide con la etapa del crecimiento del bulbo en la cebolla; a medida que se incrementa la temperatura del suelo, se incrementa el grado de infección. Y es en las cebollas de color blanco donde el ataque del hongo se presenta más severo. Las variedades de período corto maduran más temprano y son menos afectadas por este hongo en comparación con las variedades de período intermedio o largo.

Una de las principales estrategias para el manejo de la enfermedad de la raíz rosada es el uso de variedades resistentes. El uso de fungicidas a base de peróxido de hidrógeno tanto en tratamiento a semilla y plántula y las diferentes fases del cultivo en campo, han demostrado ser una buena estrategia. Hay que tener en cuenta el manejo cultural del cultivo como medida preventiva; evitar los encharcamientos, debido a que estos patógenos prefieren suelos con excesos de humedad, contar con un buen drenaje y no exceder el riego cuando se tiene antecedentes de la enfermedad, etc.

Y ahora hablamos de otra enfermedad llamada Stemphyllium .

Este hongo produce manchas pequeñas de color amarillo pálido a marronáceo, con aspecto húmedo; posteriormente, estas manchas suelen tener forma alargada, llegando a alcanzar los extremos de las hojas. Las manchas pequeñas se unen formando manchas mayores que pueden llegar a destruir la hoja. Estas manchas son oscuras en el centro, debido a la presencia de esporas.

Este patógeno invade tejidos foliares decadentes (extremos secos, lesiones de mildiu, tejidos dañados por otras causas, etc.), pero también puede por sí mismo causar enfermedad. En nuestra zona casi siempre son causa de ataques del trips de la cebolla. Las condiciones que favorecen el ataque de este hongo son presencia de hojas mojadas por lluvia, rocío o incluso riego por aspersión, seguido de ambiente seco con temperaturas entre 18 y 26ºC. Atentos a las parcelas que son dañadas por el granizo ya que existe un riesgo alto de que con la humedad y la posterior subida de temperatura pueda producirse la entrada de este hongo. Y como tercera y última enfermedad de las más comunes es el Mildiu y que este año podría dar mucho la lata.

Los primeros síntomas de este hongo pueden pasar desapercibidos; consisten en manchas irregulares de tamaño y forma, de coloración verde clara, amarillenta o marrón y que aparecen sobre las hojas más viejas. Si las condiciones climáticas son favorables sobre las zonas afectadas se observa una especie de polvillo gris claro que posteriormente toma coloración violácea. Como consecuencia del ataque, se puede llegar a perder casi toda la superficie foliar y, por tanto, la producción. El hongo inverna en los restos del cultivo. Para iniciar la infección se necesitan temperaturas frescas (menos de 22ºC) y lluvia, rocío o humedad relativa superior al 95%.

Unas pocas horas de tiempo seco y soleado impiden el avance de la enfermedad, siendo la temperatura óptima de crecimiento entre 11 y 13ºC. Como medidas de control preventivo, en parcelas atacadas, no deberían cultivarse cebolla en los siguientes 3 ó 4 años, eliminando los restos de cultivos infectados. Las parcelas seleccionadas para el cultivo deben tener un buen drenaje, con líneas del cultivo en la dirección de los vientos dominantes. Se deben evitar elevadas densidades de plantación y excesos de nitrógeno.

Si las condiciones son favorables para el mildiu, el control de esta enfermedad es extraordinariamente difícil. No obstante, en situaciones normales de ataque se pueden lograr resultados muy satisfactorios mediante control químico, teniendo en cuenta las condiciones climáticas y con una atenta observación de las plantas para detectar los primeros síntomas. Por último, mencionar otras dos enfermedades que, aunque no están muy impuestas en mi zona, son también enfermedades muy importantes en la cebolla.

La infección por botritis puede ocurrir en cualquier etapa de crecimiento y la verás desarrollarse en las hojas más viejas. Los síntomas iniciales aparecen como manchas blancas, pequeñas (1-5 mm), circulares o alargadas en la superficie superior de la hoja. El grupo de manchas están rodeados por un halo verde claro o plateado que, al principio, tiene una apariencia acuosa. Con el tiempo, las lesiones aumentan y el centro de las manchas más antiguas se hunde y toma una coloración de paja, un signo de que la necrosis está en desarrollo. Las puntas de las hojas y los márgenes se ablandan y se vuelven necróticos, provocando marchitez y muerte regresiva.

La botritis es un hongo que sobrevive en bulbos infectados u otros residuos vegetales que quedan en el campo. Cuando las condiciones son favorables, estos tejidos producen esporas fúngicas que se propagan a través del viento a las plantas vecinas. Las temperaturas entre 10 y 20ºC, las precipitaciones altas, los periodos prolongados de humedad en hoja o la humedad relativa elevada favorecen el ciclo de vida del hongo. Para evitar infecciones graves, es muy importante mantener secas las hojas. Y mucho cuidado porque sus síntomas pueden confundirse con otras patologías como el estrés por sequía, lesiones por granizo, infestación de trips o daño por herbicida.

En condiciones favorables, la enfermedad también afecta al bulbo, reduciendo su tamaño y su calidad. A medida que la enfermedad se propaga, en el campo se pueden observar grandes parches amarillos de plantas que están muertas.

Y para acabar hablamos de la sclerotinia o podredumbre blanca. También es una infección que puede darse en cualquier etapa del crecimiento, pero generalmente es visible primero en las plantas más viejas. Se caracteriza por el amarillamiento de las hojas desde la punta y en dirección hacia abajo. Después puede ocurrir el marchitamiento y la muerte de la planta a partir de los extremos.

Cuando se observan estos síntomas en las partes aéreas, el patógeno ya ha colonizado raíces, bulbos y tallos. Cuando a ras del suelo se observa un crecimiento de hongos blancos, es un signo de descomposición de las raíces. Al tirar de la cebolla hacia fuera, se observa un crecimiento de hongos blancos esponjosos, a menudo en su base, lo cual evidencia una podredumbre avanzada. En medio del moho blanco se observan pequeñas manchas negras y redondeadas. Las raíces principales se destruyen desarrollando raíces secundarias que se extienden horizontalmente, proporcionando una vía directa para que otras plantas se contaminen. Las plantas pueden decaer durante un período de apenas días a semanas.

Esta enfermedad se encuentra latente en el suelo durante períodos de hasta 20 años. Una vez establecido el patógeno es casi imposible deshacerse de él. El ciclo de vida y el desarrollo de la sclerotinia se ven favorecidos por los extractos de las raíces. La aparición de la enfermedad está asociada con la prevalencia de humedad y temperaturas frescas en el suelo (de 10 a 24ºC) y puede propagarse a través de la red de hongos subterráneos, agua de inundaciones, herramientas y material vegetal.

Tanto para Sclerotinia como para Botritis encontramos una solución eficaz, Signum® . La mezcla de piraclostrobin y boscalida hacen que sea un fungicida de amplio espectro y se impida el desarrollo de las esporas bloqueando las primeras fases de infección. El primer tratamiento es muy recomendable hacer cuando las condiciones medioambientales se estén dando para el desarrollo de estas enfermedades.

Principales plagas en el cultivo de la cebolla

Si bien hemos mencionado las enfermedades más importantes, cómo tratarlas y momentos de óptimo desarrollo de estos hongos, ahora toca hablar de las principales plagas. Una de las más complicada y que cada año da dolores de cabeza al producto de cebolla es la mosca de la cebolla.

Los adultos aparecen en abril y mayo, y efectúan la puesta, dejando los huevos entre el cuello de la planta y la tierra; una vez nacida la larva, penetra en los brotes foliares o en la base de las raíces y cuando alcanza el máximo desarrollo se entierra en el suelo para transformarse en pupa. Pueden sucederse de 2 a 5 generaciones, que se solapan entre ellas. Las plantas afectadas pierden turgencia, amarillean y retrasan su crecimiento hasta marchitarse. Es una plaga relacionada con estercolados recientes o abonados en verde.

Para su control es conveniente cambiar de cultivo, en suelos infectados, al menos durante 2 años y destruir restos afectados. La materia orgánica que se aporte debe estar descompuesta o se debe facilitar mediante labores su descomposición. Asimismo, es aconsejable realizar laboreo del suelo para que las pupas queden expuestas. Para el control químico se aconseja colocar trampas de capturas adhesivas con feromonas, si ha habido daños en cultivos anteriores, y tratar si se detectan adultos. Y por último tenemos un amigo de los productores que todos los años está presente, el trip de la cebolla.

Es un insecto que apenas alcanza 1 mm de longitud, con coloraciones oscuras en invierno y más claras en verano. Las larvas son inicialmente blanquecinas, adquiriendo coloración amarillenta a medida que se desarrollan.

Esta plaga causa daños directos debido a la alimentación de larvas y adultos, y como consecuencia del ataque, en las hojas se observan placas decoloradas. Si el órgano afectado es joven se observan hojas deformadas o retorcidas, llegando a causar una disminución del calibre comercial y, por tanto, una pérdida de producción.

El trips de la cebolla también puede causar importantes daños indirectos como transmisor de virus. Esta plaga causa mayores daños en tiempo cálido y seco, mientras que el riego por aspersión y la lluvia reduce sus poblaciones.

El trips de la cebolla requiere con frecuencia intervenciones especí­ficas para su control; los umbrales de tratamiento varían entre 15 y 35 trips por planta. Se deben utilizar los productos químicos autorizados en cebolla contra trips, según el Registro de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura, siendo recomendable alternarlos para evitar resistencias.

Durante los tratamientos es importante que el producto llegue a la base de la planta desde donde emergen las hojas, zona donde la mayoría de trips se encuentran; esto se puede lograr usando aplicaciones de alta presión y volúmenes de agua grandes en las aplicaciones (600- 800 litros ha).

Con esto, hemos repasado las enfermedades y plagas más comunes además de aportaros algunas soluciones. Y aquí acabo, con un último consejo, y es que en el campo debemos apostar por ser cada vez más profesionales y por ello mi recomendación de que los agricultores tengan a su asesor agrícola de la mano para poder consultar sobre materias activas vigentes y juntos reconocer de forma más anticipada esos desequilibrios que entran en la planta en forma de enfermedades y plagas. Y en muchas ocasiones una mala nutrición puede ocasionar estos desequilibrios.

Recuerden que somos la huerta de Europa y debemos producir hortalizas sanas, libres de residuos. ¡Nos vemos por el campo amigos!

Emprendedora del mundo rural. Graduada en Administración y Dirección de Empresas Gerente de Sercopag, asesoría agrícola especializada en cultivo de leñosos.

Fungicida específico para el controlde botritis y esclerotinia.

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